Saludos mis queridos y queridas gamers del mundo. Heme aquí de regreso después de un pequeño descanso por cuestiones un poco difíciles de explicar. Este tiempo he estado revisando mucho lo que escribimos aquí en Gameover.vg y en otros sitios. Me he dado cuenta que es tiempo de que hablemos de algo que parece ser una tendencia actual de algunos desarrolladores. Me refiero a la regurgitación de títulos antiguos o de regresar a ciertas prácticas de generaciones anteriores. Quiero aclarar de entrada que muchos de estos títulos me interesan profundamente, sobre todo para tratar de volver a jugar esos juegos que conformaron mis memorias de la infancia. Sin más, les presento:

El Regreso a la Inocencia

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Lo sé, me robé el título de una canción muy buena de Enigma (la canción se llama Return to Innocence y salió en 1994… me acabo de sentir viejo), pero tengo varias razones para creer que es el mejor título posible para este artículo. Si alguna vez han escuchado la canción, las sensaciones que evoca es una especie de paz, misma que ahora me doy cuenta se ha perdido con el tiempo que he crecido. A pesar de que ahora, como adulto, puedo tomar decisiones más importantes, llevar a cabo cosas que realmente me interesan. El límite de mis opciones depende sólo de mí. La sensación que evoca esa canción tiene que ver con ese tiempo donde no había tantas variables. Donde no teníamos tantas preocupaciones por cuestiones inverosímiles. Como niños o adolescentes no observamos la necesidad de pagar nuestras cuentas o impuestos, llevar a cabo un empleo, entre miles de otras. Donde no hay riesgos porque estamos protegidos, donde las tardes de tarea eran un dolor de cabeza, que ahora observo como tareas sencillas. Donde, en el momento en el que nos acercábamos al televisor a jugar nuestro juego favorito, nos desconectábamos de la realidad con tal de lograr la meta que el jueguillo nos planteaba. Tengo memorias muy curiosas de dormir soñando con MegaMan o tratar de pasar el nivel de la luna de DuckTales.

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Todo esto que les estoy narrando ha servido para que yo mantenga memorias bonitas de los videojuegos, lo que busca que me aproxime nuevamente a las consolas para buscar esos momentos. Quiero destacar que ahora, con los avances en la forma en la que han evolucionado las consolas, los equipos de trabajo que tienen personas especializadas en áreas como narración y mecánicas de juego,  he vivido momentos mágicos con los videojuegos. Cuando terminé las 3 partes de la misión “Well Dressed Man” en Red Dead Redemption, cuando vi el avance de Solid Snake en Metal Gear 4, cuando un vagón de tren casi me cae encima en Uncharted 2, cuando tuve uno de los encuentros más históricos entre 3 personajes de la saga de Assassin’s Creed, experimenté sensaciones que fueron desde sorpresa hasta dolor. Pero de alguna manera, todavía tengo guardadas memorias o momentos de mi infancia que parecen ser sólo evocados por esos juegos antiguos. Y es ahí donde radica el meollo de esta nota, siempre he creído que la razón por la que esos juegos antiguos me generan esa sensación no sólo tiene que ver con juegos, sino con mi situación en ese momento.

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Como niños vemos el mundo con otros ojos, las cosas significan otras cosas. No entendemos los chistes para adultos que están en las películas infantiles, no teníamos herramientas para estar eternamente conectados, no necesitábamos más allá de esa televisión y el condenado cosito ese que le cambiabas para que la consola se viera en el canal 3 o el 4. No necesitábamos historias refinadas o complejas redes de decisión, sólo nos tenían que dar a un fontanero azul que va a rescatar a la princesa. Y, a pesar de ello, recuerdo haber fantaseado acerca de mis motivaciones para salvarla, de haber fantaseado con la posibilidad de pasarme a otro plano para poderme escapar de los enemigos. No consideraba que la estrategia requería memorizar patrones de los enemigos, es más… no sabía que eran patrones (ni de los que ahora se encargan de darme la quincena). Sin embargo, mi rol era jugar… jugar hasta llevar a ese monito mal cortado hasta el castillo. Llevarlo a través del nivel del agua (donde milagrosamente no se ahogaba), a través de las cloacas (que curiosamente estaban más limpias que mi cuarto), entre la jungla de hongos gigantes, todo para llegar a ese lugar donde se encontraba ese mono raro que tenía la espalda atascada de picos y disparaba fueguitos por la boca.

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La tendencia de los desarrolladores de aprovecharse de esas memorias para vender un juego me asustan un poco. No creo que lo hagan por la pura gana de obtener mi dinero, pero veo el riesgo que hay en el hecho de que se aprovechen de esa memoria. Es probable que muchos de ellos tengan las mismas memorias que yo y simplemente quieren hacer algo para venerar esa experiencia. Aunque lo lamentable podría ser que en ese momento, cuando vuelva a jugar ese juego que tanto me había gustado, puede ser que me dé cuenta de todas las faltas que tuvo. Espero que al menos me hagan el favor de hacer la transición de manera adecuada, de volver a darme esa sensación de descubrimiento… sólo que ahora, quiero que lo logren con lo que siento, pienso y sé el día de hoy.

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Aquí seguiré, deseoso de que juegos recién anunciados de Capcom sean un gran éxito y me traigan nuevamente a esos años y los recuerdos bellos. De que logren hacer algo mágico con DuckTales (uno de los juegos que más me hizo sentir parte de la familia McPato). Espero volver a ir a la luna y escuchar esa canción tan emblemática que puedo tararear en cualquier momento. Regresar a los diferentes lugares para obtener todos esos tesoros. Aquí seguiré, soñando que cada vez que volvamos a ver un juego de nuestra infancia hacer la transición a alta resolución. Que logren obtener esa emoción tan simple y directa, tan importante y bella, esa sensación de que al ir a la cocina de la casa volveré a oler ese aroma a comida familiar. Ojalá que cada vez que salga un juego de estos, los desarrolladores logren llevarme de regreso a ese momento de una vida más simple, por lo menos en lo que tenga que interrumpir el juego porque tengo algo que resolver en mi mundo actual. Con esto me despido… brindemos por los juegos de antaño y su reaparición en nuestras consolas, y brindemos por la inocencia, para poder tener más momentos emocionantes como cuando nos sentamos a presionar el botón de Start por primera vez.

Que tengan una gran semana santa,